1. Cómo estudiar la Biblia (pdf)
Download2. Estado de los Muertos (pdf)
Download3. Si la ley fue abolida (pdf)
Download4. Una Vez Salvado Siempre Salvado y Predestinación (pdf)
Download5. El infierno (pdf)
Download6. Serán todos salvos (pdf)
Download7. Sábado Bíblico (pdf)
Download8. Que es la marca de la bestia (pdf)
DownloadNo hay nada más calculado para fortalecer el intelecto que el estudio de las Escrituras. Ningún otro libro es tan potente para elevar los pensamientos, para dar vigor a las facultades, como las amplias y ennoblecedoras verdades de la Biblia. Si la Palabra de Dios se estudiara como es debido, los hombres tendrían una amplitud de mente, una nobleza de carácter y una estabilidad de propósito raramente vistas en estos tiempos.
Esta tierra es nuestro campo de pruebas para los nuevos cielos y la nueva tierra. Si no podemos amar a Dios y a nuestro prójimo ahora, no podremos amarlos entonces.
El sentido de la vida es Y él respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de todas tus fuerzas, y de todo tu entendimiento; y á tu prójimo como á ti mismo. Lc 10:27 Mc 12:30 Mt 22:37
Te preguntarás, ¿cómo es esto posible? Sólo teniendo el amor de Dios en nosotros podemos amar a Dios completamente y con ese mismo amor ser capaces de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Si miramos al joven rico en Mt 19:20-21 Lc 18:22 Mc 10:20
¿Qué le faltaba al joven gobernante? La capacidad de entregar no sólo todos sus bienes, sino que no pudo entregar su corazón a Jesús. Esto es lo que estamos llamados a hacer diariamente, rendir nuestros corazones a Jesús y permitirle que tome el control de nuestros corazones y vidas. Necesitamos empezar el día agradeciéndole a Jesús por la vida que se nos ha dado y pedirle que tenga completo control sobre nuestros corazones y vidas.
Entonces Él podrá dirigir nuestros caminos y llenarnos de Su amor para que podamos amar a Dios ante todo (Prob 3:5,6), y con ese mismo amor ser capaces de amar a los demás como a nosotros mismos. Es la muerte diaria al yo de la que hablaba Pablo cuando decía que no era él quien vivía, sino Cristo quien vivía en él. Gal 2:20